
Versión en Español de EMC Statement of Faith, 2019.
DECLARACIÓN DE FE DE LA EMC
Versión en español
Producido en septiembre del 2019. Traducido por Angel Infantes y revisado por los líderes de las iglesias hispanas de la EMC.
PREAMBULO
Esta declaración de fe es un consenso alcanzado después de varios años de diálogo. Debe verse como una confesión, que muestra cómo las enseñanzas de las Escrituras son actualmente interpretadas y entendidas por las congregaciones de la Conferencia Evangélica Menonita. Estas son las creencias fundamentales de la fe cristiana tal como se han discernido de las Sagradas Escrituras. Si bien esta declaración refleja las convicciones heredadas de la teología Anabautista-Menonita de la Reforma del siglo XVI, es la Biblia la que ha sido considerada como la autoridad final sobre lo que se debe creer. Esta declaración ha sido diseñada para producir claridad, orientar y para proveer las bases para el compañerismo y el trabajo mutuo. Debido a la naturaleza confesional de esta declaración, será normal continuar reflexionando sobre la precisión con que esta refleja la enseñanza de las Escrituras.
1. LA BIBLIA
Creemos que la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios. Inspirada por Dios y sin error en todo lo que enseña, es la autoridad final en asuntos de fe y conducta.
(Deuteronomio 6:5-6; Josue. 1:8; Nehemías 8:5-6; Salmos 119; Zacarías 7:12; Mateo 5:18, 24:35; Marcos 7:13; 2 Timoteo 3:16–17; 2 Pedro 1:16–21).
2. DIOS
Creemos en un solo Dios, amoroso, santo, eterno e inmutable. Solo Dios es Creador, Sustentador, Redentor y Juez. Dios existe y se revela así mismo en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todas las personas en esta Trinidad son entera e igualmente Dios.
(Génesis 1:1; Dt. 6:4; Sal. 90:2; 96:10; 139:7-12, 147:5; Isaías 40:28, 44:6, 57:15; Malaquías 3:6; Mt. 28:19; 2 Corintios 13:14; Col. 1:16-17; Hebreos 1:8, 12; 1 Jn. 4:8)
2.1 DIOS PADRE.
Creemos en Dios, el Padre de todos los creyentes y, de una manera especial, el Padre de Jesucristo. Él se ha revelado a sí mismo en la naturaleza, en las Escrituras y especialmente en la persona de Jesucristo.
(Sal. 19:1-4, 47:1–9; Malaquías 2:10; Mt. 6:9; Jn. 3:16, 14:8-9; Hch. 17:28; Rm. 1:20, 8:15; Gálatas 4:6; Efesios 4:4–6)
2.2 DIOS HIJO.
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Creemos que Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. Se hizo humano, siendo concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Él es completamente Dios y completamente humano, fue tentado y, sin embargo, no tiene pecado. Creemos que Jesucristo, el Sustituto divinamente designado, proporcionó la única expiación por el pecado al derramar su sangre en la cruz. A través de su muerte, derrotó al Diablo, permitiendo que las personas sean liberadas del poder del pecado y se reconciliaran con Dios. Él conquistó el poder de la muerte al resucitar de los muertos, trayendo vida y esperanza. Él ascendió a la diestra del Padre. Desde allí Él gobierna como Señor e intercede por aquellos que vienen a Dios por medio de Él, hasta que Él vuelva otra vez como Rey.
(Is. 7:14, 53:5–6; Mt. 1:20–23, 28:6; Jn. 1:1-4, 14; Hch. 1:10- 11; Rm. 3:25-26, 5:8-10, 6:6-8, 8:34; 1 Co. 15:20, 55-57; 2 Co. 5:21; Hb. 2:14, 4:15, 7:25)
2.3 DIOS ESPIRITU SANTO.
Creemos que el Espíritu Santo existe eternamente como una de las personas de la Trinidad, igual al Padre y al Hijo. Él convence al mundo de pecado, de la justicia de Dios y del juicio venidero. El Espíritu viene a vivir en cada creyente desde el momento de la salvación dando la seguridad de la salvación. Él alienta, consuela, intercede y guía al pueblo de Dios hacia la verdad. El Espíritu empodera y equipa a los creyentes para el servicio del reino por medio de los dones espirituales dados a cada uno. Él concede a los creyentes la capacidad de crecer en santidad y de producir los frutos del Espíritu.
(Gn. 1:1-2; Jn. 16:7-8, 13; Hch 1:8, 5:3-4; Rm. 8:9, 26; 1 Cor. 3:16, 12:4-11; Gal. 4:6, 5:22-23; Ef. 1:13-14, 4:11-13)
3. LA CREACION.
Creemos que Dios creó el mundo, como se revela en la Biblia, y de que nada existe más allá de lo que Dios ha hecho.
(Gn. 1–2; Ex. 20:11; Ne. 9:6; Job 38–39; Sal. 8, 33:6-9, 136:5-9; Mc 10:6; Jn. 1:3; Col. 1:15–17; Rm. 11:33–36; Hb. 1:1–3; Jr. 10:12-13; Ap. 4:11)
4. LA DIGNIDAD DEL SER HUMANO.
Creemos que Dios creó a los seres humanos, tanto hombres como mujeres, a su propia imagen. Por lo tanto, cada vida humana es sagrada desde la concepción hasta la muerte, y debe ser protegida independientemente de la edad, la capacidad o la etapa de desarrollo.
(Gn. 1:26-27, 2:7; Ex. 20:12-17; Sal. 139:13-16; Hch. 17:24-29; Ga. 3:28)
5. LA CAIDA DE LA RAZA HUMANA.
Creemos que nuestros primeros padres, Adán y Eva, por su incredulidad a la bondad de Dios y por su desobediencia al mandato de Dios, ellos por su libre elección trajeron a sí
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mismos y a toda la raza humana a un estado de pecado y de separación con Dios. Este suceso causó la muerte, dañando nuestra relación con Dios, con nosotros mismo y con toda la creación.
(Gn. 1:26–27, 2:7, 16–17, 3:1–24; Jn. 6:44; Ro. 3:23, 5:12; Ef. 2:1–10)
6. SATANAS.
Creemos que Satanás es un ser espiritual real, no simplemente la personificación del mal. Él es un ángel caído que gobierna el reino del mal, se opone a Dios y busca destruir a la humanidad. (Gen. 3:1-5; Job 1-2; 1 P. 5:8-9)
Satanás es el padre de la mentira, se disfraza como ángel de luz y conduce al mundo por el mal camino. Sin embargo, por la fe en Cristo y el poder del Espíritu Santo nosotros podemos resistirlo. El destino de Satanás será el lago de fuego eterno, que Dios preparó para él y sus ángeles.
(Mt. 4:1-11, 25:41; Lc. 10:17-21; Jn. 8:44; 2 Co. 4:4; 11:14; Ef. 6:10-18; Col. 1:13, 2:14-15; 1 Tm. 4:1; Hb. 2:14; St. 4:7, 1 P. 5:8; Ap. 12, 20:7-10)
7. SALVACION.
Creemos que las personas son salvas por gracia solo por medio de la fe en el Señor Jesucristo. La base de esta salvación es la vida de Cristo, sus enseñanzas, su expiación, y su resurrección. La justificación, el nuevo nacimiento y una vida transformada se experimentan por medio del arrepentimiento y la fe en Cristo. Su expiación es suficiente para todos, y todos son invitados a aceptar el don gratuito de la salvación.
(Is. 53:4-6; Mt. 18:1–14; Mc 10:13–16; Lc 24:47; Jn 1:9– 13; 3:3–8, 15–18, 14:6; Hch. 4:12, 20:21; Ef. 2:1–10; St. 2:14– 24)
Creemos que es un privilegio para todo cristiano saber que ellos han pasado de muerte a vida, y que Dios puede evitar que caigan. La fe y obediencia son esenciales para mantener esta seguridad y crecimiento en la gracia.
(Jn. 8:31–32; Rm. 8:14–17; Gal. 3:10-14; 2 Cr. 5:17-21; 1 P. 1:3-9; 1 Jn. 3:14, 5:11-13)
8. DISCIPULADO.
Creemos que nuestra relación con Jesucristo conlleva un compromiso incondicional con el discipulado. El discipulado es la vida completa del creyente, vivida en comunidad y siguiendo el modelo de vida, la enseñanza, la muerte y la resurrección de nuestro Señor.
(Mt. 4:16–22, 28:19-20; Mr. 8:34-35; Hch. 11:26; Rm. 12:1–2, 7– 12, 13:8–14; 2 Co. 6:14–7:1; Ef. 1:1–10, 4:32–5:2; Col. 3:1–17; Tito 2:11–14; 1 P. 2:13–24, 4:16)
9. LA VIDA DE PAZ.
Creemos en la vida de paz. Somos llamados a caminar los pasos del Cordero de Dios, el Príncipe de la Paz. Todo sobre su vida, sus enseñanzas y su muerte redentora en la cruz, nos convoca a una vida de no violencia. Como cristianos comprometidos con el amor y la no violencia, no podemos participar ni apoyar nada que quebrante esta vida de paz.
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Deberíamos hacer todo lo posible para disminuir la angustia y el sufrimiento humano, incluso al riesgo de nuestras propias vidas. En todas las relaciones, debemos ser pacificadores y ministros de reconciliación.
(Is. 53:3–9; Mt. 5–7; Mc. 9:50; Jn. 18:36; Rm. 12–13; Ef. 2:14-18; Flp. 2:3–4; Hb. 12:14; 1 P. 2:9, 20–23)
10. LA IGLESIA.
Creemos que todos los que han experimentado la nueva vida en Cristo pertenecen a su cuerpo, la iglesia, de la cual Cristo es la cabeza. Todo los que se arrepienten de pecado y hacen un compromiso con Jesucristo, ellos por fe son bautizados en Su iglesia por el Espíritu Santo que mora en los creyentes.
(Mt. 16:18, 28:18-20; Lc. 24:47; Hch. 1:8, 2:38-39, 42-47; 1 Co. 12; Gal. 3:25-29; Ef. 1:19-23, 4:1-6, 11-16; Col. 1:18)
Creemos que la iglesia es la expresión visible de su cuerpo. Dios llama a la iglesia para ... crecer en madurez y ser como Cristo; a los creyentes cuidarnos unos a otros; a los creyentes a congregarnos en compañerismo; para adorar a Dios por medio de Cristo; para hacer discípulos por medio de la enseñanza de la Palabra de Dios; y para compartir el amor de Dios, ya sea de palabra u obra, con todas las personas.
(Mt. 25:31-46; Rm. 12:1-2; Ga. 6:1-2; Col. 3:12-17; Hb. 10:25; 1 P. 2:4-10; 1 Jn. 3:16-18)
11. LAS ORDENANZAS
Una ordenanza es una observancia simbólica, instituida de acuerdo con la Biblia, que debe ser administrada por el cuerpo de la iglesia como un signo visible de una verdad espiritual. Creemos que Cristo instituyó dos ordenanzas: el bautismo en agua y la Cena del Señor.
11.1 BAUTISMO EN AGUA DE LOS CREYENTES.
Creemos que un cristiano debe ser bautizado en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo luego de un reconocimiento personal, y arrepentimiento del pecado, y aceptando a Jesucristo como Señor y Salvador. El bautismo en agua representa el bautismo del Espíritu Santo en el momento de la conversión y la purificación en la regeneración que el creyente ha experimentado. Es un acto de obediencia que identifica al creyente con la iglesia de Cristo. (Mt. 28:18-20; Hch. 2:36-47, 10:47-48, 18:8, 22:16; Rm. 6:1- 4; 1 Co. 12:13, Tito 3:5-6)
11.2 LA CENA DEL SEÑOR.
Creemos que los cristianos deben celebrar la Cena del Señor instituida por Cristo. Los elementos, el pan y la copa, simbolizan el cuerpo de Cristo y su sangre derramada. Con esta celebración, los cristianos recuerdan el sufrimiento de Cristo por los pecados de toda la raza humana y proclaman la muerte del Señor hasta que él regrese. La Cena del Señor, también llamada comunión, implica compañerismo, reflexión personal y acción
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de gracias. Los cristianos deben examinar su propia relación con Dios y con los demás antes de participar en esta conmemoración.
(Mt. 26:26-29; 1 Co. 10:16, 11:17-34; Ef. 2:11-22)
12. LA RESURRECCION
Creemos que Jesucristo resucitó corporalmente de entre los muertos. Cuando él regrese, todos los creyentes e incrédulos también resucitaran corporalmente de entre los muertos, los creyentes para resurrección de vida y los incrédulos para resurrección de condenación. También creemos que los que están en Cristo, en el momento de la muerte, entran a la presencia de su Señor.
(Dn. 12:2; Mat. 22:29-32, Lc. 16:19-31, 23:43; Jn. 5:28-29, 20:20, 24-29; Hch. 24:15; Rm. 8:19-23, 1 Cor. 15; Flp. 1:19-26; 1 Ts. 4:13-18, Ap. 20:11-15)
13. EL REGRESO DE CRISTO Y SU TRIUNFO FINAL.
Creemos en el retorno corporal y visible de Jesucristo al final de los tiempos. Cuando regrese en gloria, juzgará a los vivos y a los muertos. Los que murieron en Cristo serán resucitados para unirse a los creyentes vivos para reinar con Él para siempre en un nuevo cielo y una nueva tierra. Los injustos sufrirán el infierno eterno separados de Dios. En el triunfo final de Cristo, Satanás y sus ángeles serán arrojados al lago de fuego preparados para ellos desde el principio. Todos los gobernantes, poderes y autoridades serán sometidos, y la muerte, el último enemigo, será destruida. Dios reinará sobre todo. Esta es la bendita esperanza de la iglesia.
(Mt. 25:31-46; Jn. 14:1-6; Hch. 1:11; Rm. 8:12-15; 1 Co. 15:24; 1 Ts. 4:13-18; 2 Ts. 1:7-10; 2 P. 3:10-13; Ap. 20-22)